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Reflexiones de Gracia

El Gran Poder de la Gracia de Dios -

 Si la Gracia de Dios es tan poderosa, ¿por qué hay tantos cristianos viviendo vidas derrotadas? ¿Por qué tantas familias están perdiendo a sus hijos bajo el poder de la rebeldía y la inmoralidad? ¿Por qué luchamos tanto con nuestras finanzas?

En una época en que los cristianos deberíamos estar demostrando el poder de Jesucristo en nuestras vidas de tal modo que atraería a muchos al Señor, ¿por qué multitudes de creyentes no tienen poder ni virtud en sus vidas? ¿Por qué muchos matrimonios creyentes terminan disolviéndose, y no tienen sabiduría ni poder para levantar hijos piadosos totalmente llenos del fuego de Dios? ¿Por qué no podemos conquistar la ira, las adicciones y la sensualidad?

Todos estos problemas evidencian un problema de raíz común: una percepción incorrecta de la gracia de Dios. Es decir, no entendemos ni sabemos aplicar el sorprendente poder de la Gracia de Dios.

Si nos apropiamos de la gracia, el pecado no reinará sobre nuestras vidas. Si nos apropiamos del poder de la gracia nunca estaremos en depresión, abrumados o aburridos. Si sabemos cómo conseguir la gracia de Dios resolveremos toda presión financiera. La gracia de Dios es el sorprendente poder de Dios para caminar en madures y libertad. Es el medio para experimentar la plenitud de la vida cristiana.

Una verdad bíblica ha sido sacada de su contexto y se ha hecho grande daño a multitudes. Esta verdad es: “No estamos bajo la ley sino bajo la gracia.” Estas palabras han sido sacadas de su contexto y se les han dado un significado virtualmente opuesto a la intención de las Escrituras.

Para muchos esta frase significa que no estamos bajo la obligación de cumplir los rígidos requisitos de la justicia de Dios, sino que estamos bajo una supuesta protección de libertad llamada gracia donde podemos vivir conforme nosotros queramos y aún recibir la aprobación de Dios.

En el contexto bíblico, esta frase en realidad está declarando todo lo opuesto. El pecado no tiene dominio sobre nosotros porque no estamos bajo la Ley, debido a que la Ley sólo señala el pecado pero no tiene poder sobre el pecado, sino que estamos bajo el reinado de la gracia que es el poder de Dios para libertad de pecado y plenitud de Dios. La Gracia de Dios es todo el poder que necesitamos para vivir victoriosamente la vida cristiana y para llevar a cabo las obras y propósitos del plan de Dios para cada uno de nosotros.

Rom. 5:21 Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, señor nuestro.

Rom. 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.

Estudiemos y meditemos las Escrituras para descubrir como el poder de la Gracia de Dios puede ser perfeccionado en nuestras vidas, nuestros matrimonios, familias, finanzas, salud y ministerios de tal manera que nos constituyamos demostraciones vivientes de la obra redentora de Dios para el mundo.

“Oh, Santo Dios de toda misericordia, gracia, justicia y verdad  me presento delante de ti en el glorioso y santo nombre de Jesucristo, por Quien he recibido la gracia y el llamado a la fe (Rom. 1:5). Bendito y santo sea tu glorioso nombre.

Gracias porque me has manifestado Tu Gracia para salvación, y por Tu Gracia me has enseñado a que renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, viva en este siglo sobria, justa y piadosamente (Tito 2:11-12).

Gracias por que Tu Gracia es poder para reinar. Tú me has dicho “Bástate mi GRACIA; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.  Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (II Cor. 12:9-10). Por lo tanto ilumíname para poder reconocer mi insuficiencia, inutilidad, indignidad y limitaciones delante la grandeza de Tu poder y majestad, para que en medio de mis debilidades Tu poder se manifieste.

Gracias por tu invitación firme de  “Acercarme confiadamente [con libertad y denuedo] al trono de la gracia, para alcanzar MISERICORDIA y hallar GRACIA para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16). Pues vengo al Trono de la Gracia con libertad y denuedo no en mis meritos sino en los meritos de mi Señor Jesucristo para ser tratado com misericordia y hallar gracia.

En el nombre de Tu Amado Hijo Jesucristo, te pido, pues, la Gracia para recibir el poder de Tu verdad, la Gracia para recibir Tu llamado, y la Gracia para recibir Tu amor. Porque tuyo es el Reino el Poder y la Gloria, Amen.”

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